La función de la nutrición es una de las más importantes de todos los seres vivos. Para funcionar, todos ellos, precisan reponer energía perdida en la realización de diversas actividades como por ejemplo: crecimiento, desarrollo y reproducción.
Las plantas son organismos autótrofos a diferencia de los animales. Mediante la fotosíntesis, las plantas verdes, algunas bacterias y algas, toman y emplean la energía del sol para convertir la materia inorgánica de su entorno externo en materia orgánica que la utilizarán luego para su desarrollo y crecimiento.
Las plantas verdes, algunas bacterias y las algas unicelulares son los únicos seres vivos con la propiedad de fabricar su propio alimento. Por esto realizan el mecanismo denominado fotosíntesis, que consiste en transformar la energía solar en energía química. Para poder cumplir con este proceso las plantas y vegetales combinan las sales minerales y el agua con el dióxido de carbono que ingresa por los poros de las hojas o las estomas.
Del resultado de este procedimiento, las plantas logran su alimento y liberan el oxígeno a la atmósfera. Todo el alimento producido se almacena o circula y es empleado por las plantas para su posterior desarrollo, crecimiento y reproducción.
Las plantas absorben de la tierra el agua y sales minerales disueltas en ella a través de uso pelos absorbentes dispuestos en sus raíces. Una vez dentro de la planta, esta savia bruta es trasladada desde las raíces hacia las hojas mediante un tejido conductor, constituido por un sistema complejo de vasos leñosos, denominados xilema.
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